El 1996 fue un año de trascendental transición
en la conformación de las principales fuerzas políticas en la República Dominicana.
Desde su formación,
el PLD libró una lucha encarnizada, fratricida, a muerte, con el partido de
donde nació: el PRD.
Para muchos
resultaba incomprensible que un partido liberal como el PLD, durante toda la década
de los 80’s enfilara sus cañones principalmente al PRD, otro partido liberal,
en vez de hacerlo contra el PRSC, que encarnaba el conservadurismo.
Sin embargo, era
lógico que así fuera, pues el PLD buscada conquistar el mismo mercado electoral
que el PRD dominaba, por lo que antes que atacar al PRSC, cuyos partidarios no
podría nunca tener, su blanco era el PRD, de donde salieron y cuyos partidarios
eran ideológicamente más cercanos. El hecho de que muchas veces se convirtieran
en “aliados naturales” del PRSC no les importaba mucho. Lo interesante es que
se iba creando una afinidad que muchos años después daría su fruto.
En 1990 se dio
el escenario que el PLD siempre soñó: el PLD desplazo al PRD al tercer lugar y
aglutino el voto liberal. El fraude contra el PLD y Juan Bosch impidió que el
PLD pudiera consolidar el voto liberal.
En 1994, José Francisco
Peña Gómez reconquistó el voto liberal y el PLD volvió a ser relegado al tercer
lugar. El fraude electoral grosero impidió a Peña Gómez llegar al poder pero abrió
una oportunidad inesperada para el PLD: la reforma constitucional descartó la posibilidad
de que Balaguer pudiera aspirar en las elecciones del 1996.
Es así como el
PRD se perfila como virtual ganador de las elecciones del 1996. Peña Gómez
queda solo en el escenario pero se crea un vacio que el PRD fue incapaz de
evaluar en su debida proporción. Es allí cuando el PLD elige a un candidato joven,
fresco, de hablar pausado, inteligente y que en mucho emula a Balaguer, por lo
que comienza a recabar votantes entre los partidarios del PRSC.
Balaguer,
temeroso de que Jacinto Peynado se convirtiera en el nuevo líder de su partido
y lo desplazara, prefirió apoyar al PLD y su candidato, en el entendido de que
le resultaría más fácil “recobrar” esos votos del PLD.
El PLD toma
entonces la decisión más difícil e inteligente de su historia: se convierte en
el partido conservador. Era una verdadera genialidad política. Conquistar a los
liberales era una tarea hercúlea, ciclópea. Quitarle al PRD el segmento
liberal, siendo el PRD un partido histórico y paradigmático era casi imposible.
Por otro lado,
absorber al sector conservador, que además no era propiamente fiel al PRSC
tanto como lo era de la política clientelista del mismo sería fácil desde el
poder. A esto se agregaba la ventaja de que el segmento conservador siempre fue
ligeramente superior al liberal, pues la sociedad Dominicana es una sociedad
conservadora. Agregar a los conservadores, el pequeño segmento liberal del PLD daría
una mayoría. Es así como el PLD se alza con las elecciones del 1996.
El PLD llega al
poder con una consciencia clara de sus objetivos: afianzarse entre los
conservadores haciendo un gobierno conservador. A pesar de que esta continuidad
del gobierno conservador les llevaría a perder las elecciones en el 2000,
enfrentados a Balaguer por la recuperación de su gente, no era una mala decisión.
Leonel Fernández
lo dijo bien en aquella frase críptica: “quienes no entendieron porque perdimos
las elecciones del 2000, tampoco entendieron porque ganamos las del 1996”.
A partir del
2000 y sobre todo luego de la muerte de Balaguer, el PLD defenestró y efectivamente
liquidó al PRSC. Es natural que así fuera pues el crecimiento del PRSC significaría
el decrecimiento del PLD. Al haberse nutrido del PRSC ambos partidos son vasos
comunicantes. Cualquier candidatura fuerte del PRSC afectaría al PLD.
Eso explica la actuación
del PRSC en estas elecciones. Solo un PRSC prácticamente anulado podría
garantizarle una oportunidad al PLD.
En estas
elecciones se termina de liquidar el Partido Reformista Social Cristiano (PRSC)
La única oportunidad que tiene el PRSC de sobrevivir es que las elecciones de
hoy las gane el PRD y por eso muchos reformistas han apoyado al PRD.
El PRD no puede
aspirar al segmento conservador que reivindica el PRSC. El PRD se beneficia de
un PRSC fuerte, pues reduce a su enemigo más peligroso: el PLD.
En un posible
gobierno del PRD se puede esperar que se apoye políticamente un PRSC
independiente y fuerte, pues políticamente le conviene. Precisamente lo
contrario es cierto con relación al PLD.
Quien piense que
el PLD es “amigo del PRSC” tiene razón. El PLD es amigo entrañable del PRSC.
Como el ratón
amigo del queso.
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