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lunes, 3 de noviembre de 2008

3-11-08. Apagones sin precedentes. Desesperanza sin precedentes.



El día de hoy nos toma con una crisis energética provocando apagones nunca antes vistos. La situación real es verdaderamente de una crisis sin precedentes.

Sin precedentes en cuanto a la severidad de los apagones. Sin precedentes en cuanto a que los responsables de resolver el problema no tienen idea de cómo hacerlo. Sin precedentes en cuanto a la imposibilidad de resolver el problema sin tomar decisiones dolorosas y traumáticas. Sin precedentes en que las autoridades son completamente incapaces de ese tipo de medida. Sin precedentes en que el problema inmediato es financiero y el gobierno, luego de una campaña presidencial descabellada, no tiene como responder. Sin precedentes en que nunca antes habíamos tenido una crisis tan profunda y tan poca posibilidad de solución a corto plazo.

Ya comenzamos a oír sobre las culpas. Podemos jugar ese juego. ¿Qué ha hecho el PLD en 8 de los últimos 12 años por el sector eléctrico? Una capitalización maldita que prometió eliminar subsidios y acabar con apagones. Terminamos con más apagones y un subsidio centuplicado. ¿Qué hizo el PLD en los últimos 4 años por el sector eléctrico? Nada. Prometió renegociar contratos y nada hizo. Los precios han subido, los apagones en sus buenas y las promesas al por mayor y detalle. ¿Y el PRD que hizo? Muy poco. Encontraron un sector atado por contratos leoninos firmados por los peledeístas con unos mafiosos españoles. A pesar de eso, sacaron a los mafiosos españoles de FENOSA de las distribuidoras y renegociaron los contratos extendiendo los plazos, pero bajando los precios.

Ahora bien. ¿Qué importa lo que hayan hecho los que estuvieron antes? ¿No tiene el PLD más de cuatro años en el gobierno del Estado? ¿Nos van a dar cuatro años más de Hipólito y PPH? Hablamos mucho de que la cantidad de dinero que se estaba gastando para forzar una reelección a toda costa tendría consecuencias nocivas. Esto es solo parte de lo que pagaremos por el error de dejar que nos compraran las elecciones.

La crisis energética actual es la peor de nuestra historia. La más profunda. La más desesperada. La más desalentadora. Es una crisis no solo de realidades aciagas, es también una crisis de esperanza.

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