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lunes, 2 de marzo de 2009

2-3-09. Magia, magia, mucha magia…


Nuestro presidente siempre ha utilizado el tema “confianza” como uno de sus mayores logros. Las políticas han sido siempre acertadas en todos los ámbitos, pero especialmente en el económico. Mucha palabrería, mucha prensa, mucho manejo comunicacional, mucha propaganda, mucha “magia” como una vez dijimos. Parecería que la magia tiene sus días contados.

La semana pasada se hizo publica la evaluación del foro económico mundial. Este permite ver el desempeño del país en varios sectores como la educación, el clientelismo, el servicio eléctrico, la confianza en la policía, la eficiencia de la estructura impositiva, entre otros.

Dicho reporte arroja resultados verdaderamente vergonzosos. De los países evaluados (134) somos:

El país con la novena peor estructura de impuestos.
El país con la quinta policía menos confiable.
El país con la cuarta peor educación superior.
El país con la cuarta peor enseñanza de ciencias y matemáticas.
El país con el cuarto gobierno más derrochador.
El tercer país mas clientelista.
El país con el Segundo peor suministro energético (¡Sorpresa! ¡Alguien nos gana!)
El país con la peor educación primaria.

Este es el tipo de información que los inversionistas utilizan a la hora de determinar donde, cuando y como hacer sus inversiones. Resulta risible creer que este gobierno ha “logrado recuperar la confianza”. Más bien lo que se percibe es un empeoramiento de los niveles de garantías para las inversiones extranjeras, sin contar el deterioro de otros tipos de garantías a los que ya nos hemos referido en el pasado.

En un momento en que el mundo se sume en una crisis cada vez más oscura, la respuesta de nuestro presidente es hacer mas promesas, seguir con su política de allante, propaganda, pago de periodistas, gobernar en los periódicos, presionar a los que disienten y anunciar otra línea del metro, también sin estudios y con un costo imposible de estimar.

Ya una vez nos preguntamos hasta cuando duraría la magia. Ahora podemos ver que hay todavía mucha pólvora, emoción, disposición y ganas para que veamos fuegos de artificio hasta el fin de los tiempos.

Si el pueblo aguanta es tema de otra clase. Magia habrá para rato.
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