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jueves, 26 de marzo de 2009

26-3-09. Las protestas…


Antes de las elecciones analizábamos las consecuencias de que el presidente, en un uso abusivo y descarado de los recursos del Estado, lograra imponerse.

Una de las principales problemáticas que analizábamos era la relativa al factor flexibilidad y paciencia de la población ante un gobierno altamente desacreditado, ineficiente, inefectivo, derrochador y en medio de una profunda crisis.

Un gobierno nuevo siempre tiene la ventaja de que el pueblo le da un tiempo por el “desastre” que supuesta o realmente deja el anterior. Es decir, el pueblo siempre tendrá mas paciencia con un gobierno nuevo. El factor buena voluntad siempre se expresa de forma mas positiva.

¿Pero que pasa cuando se da la reelección? Pues que el pueblo entiende, con razón o sin ella, que el gobierno es el mismo y por lo tanto no hay tregua. La gente quiere que se le resuelvan los problemas inmediatamente, pues el gobierno no es nuevo. Es el caso del actual gobierno.

Nunca se había oído de un gobierno que en nuestra historia republicana hubiera experimentado tantas protestas antes de completar su primer año de gobierno.

Es sencillo: La gente esta harta y frustrada.

La situación económica nacional e internacional no ayudaran. Todo tiende a complicarse. A mayor desempleo habrá mas criminalidad y mayores frustraciones. La Unidad de Inteligencia de The Economist ubica a la República Dominicana entre los países de la región con mas altas posibilidades de que se de un estallido social. Esto no es coincidencia.

Mientras, el gobierno sigue creyendo que el problema puede ser resuelto mediáticamente: Cumbres, diálogos, culpar al PRD (Aun cuando no haya prueba alguna y si la haya de que algunas son organizadas por el mismo PLD) y promesas. Claro. Mas promesas.

El pueblo solo se calma con soluciones. Si el gobierno no rompe con algunas de sus principales políticas de forma radical e inmediata y resuelve comenzar a resolver problemas solo Dios sabe en que acabara esto.

El gobierno debe reducir el gasto y comenzar a invertir en la gente. Dejar de hablar de segundas líneas de metro y otras fabadas y ponerse a trabajar.


Si algo hay cierto es que las protestas son justas y el entorno tiende a complicarse.


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